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martes, 8 de diciembre de 2015

Renacimiento en Villa Farnesina


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Villa Farnesina es una joya del renacimiento en el corazón de Roma, que a veces no se visita por desconocimiento de la misma. La villa fue diseñada y hecha por el arquitecto Baldassarre Peruzzi, por encargo del banquero de Siena, Agostino Chigi, en el momento de mayor esplendor del financiero. El interior fue decorado por el mismo arquitecto, por Raffaello, Sebastiano del Piombo y por el Sodoma, con pintura al fresco inspirada en mitos clásicos. En 1511 la villa ya estaba finalizada y en parte decorada.

El edificio está compuesto por un bloque central y dos pequeñas alas laterales, y consta de dos plantas. En la primera planta resultan especialmente llamativos los frescos de la Sala de Galatea, una de las obras más importantes de Rafael. En el techo se pueden contemplar las pinturas de astrología que muestran la posición de las estrellas el día del nacimiento de Chigi, el primer propietario de la villa. En la planta superior se sitúa otra de las estancias más bellas de la villa, la Sala de las Perspectivas, que basa su decoración en la ilusión óptica creada por los frescos que muestran la ciudad de Roma a través de columnas de mármol. Si hay suerte, y además es un día de sol, el jardín es espléndido, y las vistas desde la Villa son una maravilla.  El edificio se caracteriza por la estrecha relación que hay entre la construcción, la decoración y el jardín, es como si cada uno de estos elementos fuese uno la continuación del otro.

Agostino Chigi llamado “el mágnifico” vivía aquí su espléndida vida de mecenas del Renacimiento entre riqueza y honores, era protector de artistas, amigo de príncipes, cardenales y papas que amaba recibir en sus aposentos. Eran famosas sus fiestas y banquetes celebradas en los salones de la villa, incluso en las caballerizas, espléndidamente decoradas para demostrar que los establos de los Chigi eran más fastuosos que los salones del Palacio Riario que estaban construyendo en frente de la villa. Sus banquetes los más lujosos de la época, se servían en platos de oro y plata, finalizada la comida podían tirarse al Tevere, en demostración de su opulencia, pero redes estratégicamente colocadas restituían al propietario tan valiosa vajilla.

Después de su esplendor durante la vida de Agostino, la villa fue comprada por el Cardenal Alessandro Farnese, de aquí viene el nombre de Farnesina, para distinguirla del palacio Farnese, al otro lado del río, y según un proyecto de Miguel Ángel un puente sobre el Tevere debería unir ambas propiedades de los Farnese. La villa pasó posteriormente a los Borbones, después por enfiteusis al Duca de Ripalta y finalmente fue adquirida por el Estado italiano como sede de la Academia de Italia. Ahora es propiedad de la Accademia Nazionale dei Lincei.

Si decidís visitarla es aconsejable consultar los horarios.


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