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jueves, 10 de mayo de 2018

Una joya obra de Miquel Ángel

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Entre las muchas sorpresas que puedes encontrar en las Termas de Diocleciano, hay una que descubres después de pasar por las distintas salas llenas de joyas arqueológicas; el claustro de Miguel Ángel. Es un espacio que te recibe dándote una sensación de paz y tranquilidad, a la manera que lo hacen los claustros de conventos y abadías. Es en esta zona dónde se encontraban las termas más grandes de la antigüedad romana. En 1567 se encargó a Miguel Ángel el diseño y transformación urbanística y arquitectónica de la zona realizando la Basílica de Santa María de los Ángeles y Mártires Cristianos con un par de claustros, uno de ellos el más grande de Italia, con una superficie de alrededor de 10 mil metros cuadrados y 100 columnas monolíticas. Los brazos del claustro acogen sarcófagos, estatuas, estelas funerarias, bustos, incluso un tramo de vía romana. En el centro hay una fuente, atribuida a Giacomo della Porta, en su entorno crecen cuatro cipreses, uno de ellos fulminado por un rayo, que continua a vivir y que fueron plantados por el mismo Miguel Ángel. El artista adornó la fuente con cabezas de animales halladas en el Foro de Trajano, fantásticas.
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