Alcachofas a la Romana hechas por un palentino

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Aquí tenéis una receta de alcachofas, se hace con una variedad que se cultivan en Roma, son muy grandes y tiernas, pero creo que se pueden hacer igualmente con las variedades españolas.

Ingredientes:

Una alcachofa por persona;
perejil en abundancia y una rama de menta;
un diente de ajo y una anchoa por alcachofa,
pan rayado, sal y aceite.

Es muy sencilla de hacer, se quitan las hojas duras y se corta la punta de la alcachofa, para que sean más vistosas conservamos parte del tronco pelado. Las rociamos con limón para que no se oxiden y las conservamos. Picamos el perejil, la menta y los ajos, y añadimos el pan rayado, la sal y un chorrito de aceite. Cuando esté listo cogemos las alcachofas y las rellenamos de la siguiente manara, con una cucharadita o con los dedos abrimos el corazón, metemos la anchoa (opcional), y el relleno que hemos preparado, hay que hacer presión para que entre bastante, cuando hayamos finalizado la operación, la cerramos, y la ponemos boca abajo en la cazuela, y así con todas.

Añadimos agua hasta la mitad de las alcachofas y un buen chorro de aceite, un poco de sal y a hervir durante unos 20 minutos más o menos. Ya están listas para comer, ya me contaréis con han salido.

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San Benedetto in Piscinula

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La  pequeña y recoleta iglesia de San Benedetto in Piscinula, está en el corazón del Trastevere, muy cerca de la Isola Tiberina, fue edificada sobre los restos de los antiguos baños públicos. Se trata de una construcción románica de tres naves, con ricos y variados capiteles. Su construcción se remonta al siglo VIII, conserva la pequeña celda dónde vivía San Benedetto. Junto a la celda se encuentra un fresco de Nuestra Señora de la Misericordia, delante del cual él rezaba, afirma la tradición ser esta la primera imagen de la Virgen objeto de devoción de San Benito. La iglesia conserva un valioso pavimento formado de bellos mosaicos de mármol en estilo cosmatesco, característico de la época medieval, es el único pavimento original del mundo, ya que los demás sufrieron alteraciones, este permanece intacto desde hace más de mil años. Corona la iglesia un pintoresco campanario románico, el menor de Roma, que guarda un gran tesoro, la campana más antigua de la ciudad, fundida en 1069. Ha sido restaurada varias veces, su fachada neoclásica de líneas rectas y puras contrasta con su interior. Si venís a Roma no dejéis de visitar San Benedetto, os sorprenderá.

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Casa de Alberto Moravia

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He aprovechado una mañana de sábado fresca y soleada para dar un paseo por el lungotevere y visitar la casa museo de Alberto Moravia (Roma, 1907-1990), escritor, crítico, ensayista, intelectual de izquierdas, comprometido con la defensa de la paz y del medio ambiente. En esta casa vivió desde 1963 hasta 1990, primero con Dacia Maraini y después con Carmen Llera.

El apartamento se articula en una serie de habitaciones de grandes ventanales con vistas al Tevere. Conservan el carácter minimalista y rectilíneo de la época, y la personalidad sobria y austera del dueño. Un salón con amplia terraza, cocina típica de los años ’70, un dormitorio y un estudio con una mesa de madera obra de su amigo escultor Sebastian Shadauser. De las paredes cuelgan numerosos cuadros y retratos del escritor, obras de amigos que testimonian su relación con los artistas de la época; Adriana Pincherle (hermana de Moravia), Renato Guttuso, Mario Schifano, Sergio Vacchi, Giulio Turcato, Corrado Cagli, por citar algunos.  

El elemento que prevalece y protagonista del apartamento son los libros depositados en librerías que invaden toda la casa. La biblioteca personal del escritor testimonia sus gustos e intereses: literatura italiana y extranjera, catálogos y ensayos de arte, política, psicoanálisis, cultura europea, africana, asiática y latinoamericana. En total hay 15.000 ejemplares subdivididos en libros, revistas, artículos, correspondencia, manuscritos, etc

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