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Pequeño quizás, pequeñísimo, acogedor, en zona verde, tranquila, con mesas en una terracita cubierta en invierto con calefacción, y descubierta en verano, así es la Capra Campa, restaurante vegano dónde se puede disfrutar de una buena comida, bien elaborada, con una presentación impecable, gestionado con personal simpático y eficiente. Aunque está en una zona un poco periférica suele estar lleno, se aconseja reservar mesa. El menú cambia dependiendo de la estación, son productos frescos de temporada. Los aperitivos deliciosos, los fritos son ligeros, el humus óptimo. Hemos probado diversos platos, los sabores están bien amalgamados, ligeros, y gustosos. Gnochi con guisantes, espirales con habas, involtini de mijo… tiramisú, todo delicioso
Si queréis probar una cocina distinta y de buena calidad os aconsejo este restaurante. Precios justos en relación a la cantidad, calidad y presentación de los platos.
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